La calificación "merecida" para mi trabajo de grado - Parte 2
- Gabriel Bastidas
- 15 abr 2019
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 8 may 2019
Soy estudiante egresado del Dpto. de Lingüística e Idiomas de la Udenar, y la presente es una anécdota donde comparto hechos de manera simplificada pero manteniendo su esencia.
A este punto, el Comité Curricular decidió otorgarnos algo que nos era de gran utilidad para nuestro proceso: las tablas de evaluación. Sin embargo, ya no sentíamos confianza con este organismo, por la posición que tomaron.
La tabla de evaluación
Llega la tan esperada respuesta de los jurados donde, en pocas palabras, dicen: Dimos esa calificación basados en la tabla de evaluación, por lo tanto, ratificamos nuestra decisión y concepto profesional. En realidad no sé si calificar ese acto como mezquino, pero sí es bastante indignante. Si ellos tuvieron a la mano los argumentos que dimos de por qué creemos que la nota fue injusta, ¿qué los motivó a dar una respuesta tan tajante y simplista? ¿por qué no se dieron el trabajo de contra-argumentarnos al menos para así aceptar nuestras falencias?
Ahora, las tablas de evaluación. Por supuesto la mayoría de categorías estaban altamente puntuadas, lo que nos permite enfocarnos en aquellas que no eran convincentes. Por ejemplo, en Coherencia del proyecto tuvimos 13 de 15 y en Presentación general 13 de 15. Es bueno recordar que este proceso no fue para ganar unos punticos extra, sino para recibir la calificación que ellos mismos decían que merecíamos. Y siendo así, surgieron preguntas como ¿por qué los profesores nunca nos informaron de que nuestro proyecto tenía incoherencias (algo muy importante en el trabajo investigativo)? y ¿en qué apartes de los 3 capítulos del trabajo tuvimos redacción regular, desorden de ideas o falencias y por qué no nos lo indicaron a tiempo?
Vale la pena reconocer algo. Nosotros acatamos la gran mayoría de sus sugerencias y correcciones (incluso una a la que no teníamos obligación, que fue cambiar el enfoque cuantitativo por cualitativo), y las pocas que no acatamos, fueron justificadas por nuestro asesor. ¿Entonces?
Algo interesante es que también nos bajaron un par de puntos en el manejo de preguntas, y es que al hablar en cierto momento con uno de los jurados, éste nos dijo que (a continuación, otra justificación de los jurados):
3. No fue satisfactoria la respuesta que dieron a la pregunta de ¿Qué es el Aprendizaje?
Al respecto: nuestros objetos de estudio fueron la 'Autonomía del aprendiz' y la 'Cultura colectivista'. Por supuesto respondimos a la pregunta con base en nuestra investigación y en lo aprendido durante la carrera. Entonces, ¿qué esperaba que respondiésemos si una pregunta como esa se podría abordar desde la pedagogía, la sociología, la psicología e incluso, la filosofía, sin mencionar las distintas teorías y autores? Pues por si se llegasen a topar con esta pregunta, les doy la respuesta de aquel profesor al final de este post. Ah, y ni qué decir que otra pregunta fue "¿Qué es el pensamiento crítico?". Conclusión: Se necesitan criterios o parámetros para realizar preguntas a quienes sustentan su trabajo de grado.
Siguiendo el conducto regular
Ante esta situación decidimos acudir a la siguiente instancia, lo que llaman 'seguir el conducto regular': El Consejo de Facultad de Ciencias Humanas. Sacamos copia de todas las solicitudes y respuestas, redactamos un oficio con nuestros argumentos y llevamos todo a la Facultad. Lo entregamos como una simple solicitud, aunque si hubiésemos sabido del Recurso de Reposición y en subsidio el de Apelación, habríamos tenido mejor suerte. De todas formas, íbamos confiados de que harían justicia, no solamente porque los jurados habían usado criterios fuera del reglamento para evaluar, sino también porque el Comité Curricular no mostró interés por resolver el problema de fondo. Además, como estudiantes no tuvimos garantías en el proceso, pues nuestros representantes estudiantiles no fueron convocados a ninguna reunión del Comité... solo eran profesoras "respetando" lo que sus colegas profesores decidieron.
En aquel oficio pedimos que "se estudie la posibilidad de una 'revisión de la calificación' o en su defecto, una contracalificación". Su respuesta demoró poco más de una semana y nos llamaron. En su respuesta, el Consejo ratificaba la decisión del Comité Curricular, aceptaba la mediocre justificación de los jurados como una 'revisión de la calificación', y al nosotros haber solicitado dos alternativas (revisión o contracalificación) de las cuales una ya se había cumplido, entonces, como quien dice, dense por bien servidos. Y por si fuera poco, añaden que "el Comité Curricular (...) dio plenas garantías a los peticionarios". Y pues... se supone que acudimos a ellos porque no teníamos garantías con el Comité y porque esa "revisión" no tenía en cuenta nada de lo que decíamos.
Estando mal informados, quisimos hacer otro esfuerzo en el cual pretendíamos enviar toda la información al Consejo Académico, pero en la Secretaría General, donde reciben lo concerniente a ese Consejo, la señorita nos informa que los estudiantes ya no pueden enviar solicitudes a tal instancia, y que como la solicitud hecha al Consejo de Facultad no era recurso ni de Reposición ni de Apelación, entonces ellos mismos (el Consejo de Facultad) habían colocado en el oficio que "no procede ningún recurso". Es decir, ahí muere el proceso.
El proceso muere
Acudimos a asesorías jurídicas particulares (de amigos, practicantes y profesionales), y vimos con claridad que: Los jurados evaluaron fuera de la norma, el Comité Curricular violó el debido proceso y no dio garantías, el Consejo de Facultad no hizo nada al respecto, y no era verdad de que no procedía ningún recurso. Quedaban dos: el Recurso de Reposición al Consejo (ya no al Comité) y en caso de negativa, la Tutela (o en su defecto, Demanda).
Decidimos usar el primer recurso dando una última oportunidad para que se hagan las cosas bien. Entonces, después de recibir la respuesta del Consejo de Facultad en febrero, nuestros representantes estudiantiles fueron gentiles de proporcionarnos unas Declaraciones Extrajuicio que servían como evidencia de la violación al debido proceso por parte del Comité Curricular (es decir, declararon que no fueron convocados a ninguna reunión), y al día hábil número 10 presentamos el Recurso de Reposición a la Unidad de Archivo y Correspondencia (instancia que recibe este tipo de recursos y remite al Consejo de Facultad) expresando que buscamos específicamente la Contracalificación para nuestro trabajo de grado.
El Consejo de Facultad se demoró en responder y... respondieron lo mismo que la última vez: El Comité Curricular hizo bien en brindarles la revisión, así que dense por bien servidos. No se pronunciaron respecto a la evaluación fuera de la norma, a la violación del debido proceso, ni a las evidencias contundentes que presentamos. Nuestro problema que era netamente académico se volvió en un problema procedimental.
¿Por qué hacer todo esto?
Buscábamos la calificación justa o que al menos pudimos merecer, no puntos extra. Trabajamos bastante en este proyecto de investigación y, de hecho, nos esforzamos y destacamos durante toda la carrera. Tanto, que de haber obtenido únicamente 2 puntos adicionales en nuestro trabajo (93+2), hubiésemos obtenido una mención honorífica (Meritoria), la cuál nos permitía graduarnos con honores (Grado de Honor) y posiblemente obtener beneficios por ser Egresados Distinguidos. Pero lo que nos motivaba a perseguir esa calificación "merecida" (que para mí eran al menos esos 2 puntos adicionales), era el poder ser recompezados con sacar un trabajo Meritorio y así obtener el Grado de Honor. ¿Quién no anhela salir condecorado hacia el mundo del trabajo que cada vez es más competitivo? ¿o tener esas menciones que le beneficiarán al aplicar a una beca para un postgrado? Al menos cuando uno conoce su propio esmero.
Al final, y personalmente, fue una buena experiencia. Un avistamiento al mundo burocrático, jurídico y profesional. No obtuvimos lo que queríamos pero no nos quitó lo que sí logramos con nuestro esfuerzo (un buen promedio, una buena calificación). Uno de los jurados aún nos saluda amablemente, el otro pasa derecho. Nuestro asesor nos apoyó en el proceso, pero no interfirió reconociendo que era nuestra mini-lucha. Y por mi parte, presenté una denuncia fuera del marco jurídico contra el Comité y el Consejo. Sé que no prosperará gran cosa, pero al menos queda evidencia de que hay cosas por mejorar.
Y no lo olviden, "El aprendizaje es básicamente un proceso."
(profesor con doctorado enseñando desde su posición de jurado evaluador)
La información en este post es producto de mi experiencia personal y de interacciones con los jurados calificadores, los representantes estudiantiles y secretarias de diferentes instancias.
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